domingo, 19 de septiembre de 2010

Warp Riders

The Sword es una banda de Austin, Texas que practica un rock/metal que bebe mucho de la música de la década de los setenta. Y con esto no quiero decir que sea un grupo refrito más, para nada. Aunque se alimente de lo "retro", consigue combinar bastante bien sus influencias con tendencias actuales. Por lo tanto, en su música podemos encontrar influencias de Black Sabbath, Metallica, Thin Lizzy, Kiss, Kyuss y hasta Neurosis. Un cóctel bastante extraño, pero efectivo.


Y, hablando de lo que nos ocupa, su último disco, Warp Riders, es excelente. Después de haber sacado dos joyitas como Age Of Winters y Gods Of The Earth, este tercer trabajo cumple y supera las expectativas. La producción, bastante mejorada, no desencaja en absoluto con el ambiente añejo que intenta transmitir, consiguiendo un sonido contundente a más no poder. Esto representa una gran mejora respecto a los anteriores álbumes, que pese a tener encanto por lo nostálgico, tenían un sonido mediocre.


Otra de las virtudes de este disco es la variedad. Cada canción va acompañada de una atmósfera bastante distina, sin perder el sello personal de la banda. Así, podemos encontrar temas metaleros como The Chronomancer II: Nemesis y temas más desenfadados como Night City. Instrumentales que sirven de hilo conductor, temas muy atmosféricos, canciones rápidas con ritmos frenéticos y un contraste entre canciones oscuras y otras más festivas. Esta dinámica se repite a lo largo del disco, cosa que se agradece. En ningún momento te parece estar escuchando lo mismo o que se repitan, lo cual suma puntos al compacto. Con esto se deja claro que la variedad, bien usada y sin perder un ápice de estilo, es una de las mejores bazas que puede presumir la banda.




Los temas instrumentales son increíbles. A veces, más a modo de interludio o introducción que de tema en sí, consiguen sorprender tanto como las canciones más ambiciosas. Y es que esta gente son unos inteligentísimos creadores de riffs. A la hora de la verdad, los riffs carecen de complejo y estilismo alguno. Suenan a lo que tienen que sonar, sin etiquetas. Porque esta gente, pese a estar encasillada en el rock setentero, podría hacer thrash metal de la vieja escuela, e incluso un doom atmosférico. Así lo demuestran presentando estas influencias en su música, sin importar qué tipo de canción sea. Introducen partes o riffs totalmente diferentes en la dinámica de las canciones, encajándolos de modo que queda como una parte fundamental de ella. Lo hacen con estilo, y lo mejor es que les queda bien.

He aquí un ejemplo de esto:



Está claro, no es una oda a la originalidad. Toque de aquí, toque de allá, mezcla de ingredientes y voilà. Ahí tenemos The Sword. Es obvio que no pueden competir en originalidad (y para qué engañarnos, en calidad) con bandas como Mastodon, que teniendo influencias similares, han conseguido tener un sonido propio y pulido, incluso revolucionario. Pero es que The Sword no es una banda ambiciosa, y hay que verla como tal. Son unos jóvenes imitando a sus bandas favoritas, pero con clase. No les suena a refrito barato con estribillos calcados, es más una extensión de los grupos que ellos aman. Además, en una época de continuos refritos ochenteros, teniendo esta década encumbrada (no entraré a valorar si con razón o no), es agradable escuchar algo heavy proveniente de una época que parece, a día de hoy, no existir para ese estilo. Así que, antes de escuchar bandas de glam metal moderno, me pondré un buen disco de heavy primitivo, crudo y sin complejos como es este magnífico Warp Riders.

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